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Nacido en 1957, con la bendición del Plan de Urgencia Social del Ministerio de la Vivienda, Moratalaz es un caso peculiar de barrio interclasista en Madrid. El éxodo rural provocaba un chorreo humano incesante sobre la ciudad, y Moratalaz, antiguo espacio de dehesas y maniobras militares estaba a sólo cinco kilómetros de la Puerta del Sol y muy cerca del Retiro. El plan ofrecía subvenciones a cuanta empresa privada acometiera planes de urbanización. Urbis, S.A. emprendió la tarea de transformar las doscientas cincuenta hectáreas en un barrio modelo.
La pegadiza publicidad que llovió sobre los madrileños en los años sesenta, 'Mi papá ha comprado un piso en Moratalaz...', se metió como la Coca-Cola en la vida de los sufridos pioneros que aceptaban más de diez horas de trabajo para pagar las casas de 58 m2 al principio y sin apenas dotaciones colectivas, que se fueron transformando en los decentes apartamentos de 92 y 135 m2 de finales de los setenta, momento en que se produce la tercera y última fase.
El desfase entre las promesas del plan y la realidad—«primero edificar, luego urbanizar» era la máxima en los sesenta—provocó la aparición en 1961 de la Asociación de Vecinos de Moratalaz. Era el único tipo de asociacionismo permitido, pero fue modélica en cuanto a sus luchas para conseguir el parque, las guarderías, las escuelas y todo el equipamiento colectivo prometido. El polideportivo, por ejemplo, inaugurado en 1973, es uno de los grandes atractivos de Moratalaz. Con sus espléndidas piscinas de verano, disfrutadas por madrileños de los vecinos Vicálvaro o Vallecas.
En el 2001 Moratalaz sigue teniendo la morfología de barrio interclasista, joven, que podía haber sido aún más habitable si se hubieran cumplido sus planes originales.